martes, 18 de agosto de 2009

EL EGO Y LA CONCIENCIA



¿Saben que es el ego?


El ego desde mi punto de vista son las comodidades del cuerpo, las emociones y las exigencias de la mente (las creencias, conceptos, deberías sociales).


La conciencia por su parte es el conocimiento que se ha adquirido por medio del contacto con los demás.


El ego nos hace distintos, separados. Claro que no es malo, es solo primitivo. El ego es el responsable de que queramos bañarnos y oler bien. Pero en su principio lo que hace es separar.


La conciencia une. Una persona no puede hacer conciencia sola, ya que busca en su interior toda la información que ha obtenido de los demás para tener una respuesta. La conciencia significa “conocimiento junto”.


En la vida se debe buscar llevar el ego a la conciencia para lograr una vida con sentido, osea llevar mi individualidad a la comunidad. El superarnos a nosotros mismos día a día es "en principio" el sentido de la vida. Lograr superar mis instintos primitivos y egoístas, canalizar mi energía en los demás de forma positiva y comunitaria.


Esta dinámica en la vida diaria crea un campo de protección alrededor de las personas, una seguridad en el entorno. Un campo hecho de amor, paz y alegría. Este campo se llama según los estudios por la paz, como: “recurso interno”. Esto nos ayuda a enfrentar las situaciones difíciles, empoderándonos y lograr así una visión positiva de la vida, en la que estamos dispuestos a esforzarnos por un bien común. ¡¡¡Un bien consiente que busca la armonía!!!


Si el recurso interno de la persona (lo que la persona encuentra cuando hace una introspección de sí mismo) es por ejemplo: soy vagabundo, nunca he perseverado en alcanzar mis metas, no sé quién soy, sólo pienso en placeres que se acaban, no tengo cualidades positivas, todos me odian por el daño que les hice, odio a todos por lo que me hacen; en estos casos es muy difícil que las personas puedan enfrentar las crisis de la vida saludablemente.


Si el recurso interno de la persona es: me he dado a los demás en lo que he podido, me he esforzado sinceramente en alcanzar mis metas aunque no siempre tuve éxito sé que di mi mayor esfuerzo, conozco mis capacidades y también reconozco las cosas que me cuestan un poco más de alcanzar, puedo pedir ayuda, sé que no estoy solo, yo valgo mucho porque soy yo y me quiero así como soy; en este caso es muy probable que las personas mantenga la esperanza y logren la realización personal. Se logra mirar las pruebas de la vida como oportunidades para “ser” y superarse a sí mismo, aunque estas duelan, y nunca como desgracias superiores a nosotros mismos.


La dignidad que tenemos como hijos de Dios es gratis, pero debemos hacer conciencia de ella y caer en cuaenta que por ignorancia podemos estar renunciando a este don. Si aceptamos cosas dentro de nosotros que simplemente no son dignas de la presencia de Dios, somos nosotros quienes nos alejamos. Ser felices es una decisión que ocupa el uso de todas nuestras habilidades para la vida, la felicidad en un sentido cristiano es casi que un verbo, es una decisión que cuesta y que se asume todos los días.


Comprender que la realización de una persona necesita de la presencia y el bienestar de los demás, es un don maravilloso, pues se ha encontrado el sentido. Pero también lleva una responsabilidad “la acción”, se debe llamar la atención de los que separan la armonía por su propio placer “su ego”, para que se logre un cambio en el paradigma de felicidad. La felicidad publicitaria no es siquiera semejante a la vida real y por eso frustra el deseo de ser feliz realmente alguna vez, llevándonos a una elección de vida en apariencia y vacío existencial. Estoy seguro de esto al ver los niveles de suicidio, drogadicción y depresión de la sociedad actual.


En cambio lo que ha demostrado satisfactoriamente a lo largo de la historia que da verdadera plenitud a las personas “es la comunión, el ser para el otro, el ser en el otro”. Encontrar la unidad en la diversidad y la diversidad en la unidad (como decía Newton).


Si son sinceros esto no cuesta reconocerlo, si son orgullosos, si no quieren aceptar y asumir las carencias personales, seguramente preferirán seguir seguros (sin crecer, sin aprender) con la máscara de la felicidad en su soledad vacía y sin entender en el sentido real, diciendole hipócrita al que es feliz. Cultivando por siempre en su interior la inconformidad de la vida y tal vez odio o resentimiento hacia los demás, degenerandose a sí mismo, perdiendo toda esperanza de merecer algo realmente bueno, de que exista algo realmente bueno en la vida, algo que de plenitud y llenura a nuestro corazón.

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¡Loado seas mi señor por los que buscan la paz y la unión del mundo!


¡Loado seas mi señor por los que buscan superarse a sí mismos siguiendo tu mandato!


¡Amaras a tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente!


¡Amaras a tu prójimo como a ti mismo!



¡¡¡Concéntrate ________ recuerda quien eres!!!


¡¡¡Ama quien eres y no tengas miedo!!!

SER ES AMAR


En mis pensamientos veo el camino de la cruz. Miro la actitud de Jesús hacia las personas que lo agreden y humillan. Observo como Él siendo quien es, no intenta demostrarlo.

Pienso que si las personas supieran lo que “son” no tendrían que demostrar que “son”. La felicidad se lleva por dentro, no está como dice la tele en fiestas de desenfreno y grandes placeres, pues esta solo es parte de la vida y no la vida en su conjunto.

La vida tiene áreas que se complementan: familiar, social, etc. Y todas necesitan trabajo y responsabilidad.

Si creemos que la vida se llena con placeres nos quedamos cortos en verdad. Nunca el placer superficial podrá dar plenitud a un alma.

Los valores como la solidaridad, el sacrificio, la bondad, la perseverancia, entre muchos otros, son los verdaderos placeres del alma. Desarrollar el “ser” y poner al servicio de los demás nuestras capacidades, dan al hombre plenitud, sentido, alegría. El superarse a sí mismo asumiendo retos, no sólo hace que la persona se conozca en sus capacidades y debilidades, sino que desarrolla una interioridad en sí misma, logrando las bases de su autoestima y seguridad ante la vida.

El amor es un término muy difícil de explicar para la inteligencia humana. Pero si se mira con el corazón es muy claro. El amor trasciende todo egoísmo, todo sentido de separación.

Podemos decir que cuando amamos somos en plenitud. Cuando decidimos no amar nos alejamos libremente de la alegría plena.

Esto es difícil de aceptar, pues estamos acostumbrados a no “ser”, a buscar sólo los placeres vanos y a no aceptar compromisos con los demás. Hemos preferido estar solos y mantener una máscara de felicidad. Hemos decidido que nadie se acerque a nosotros lo suficiente como para descubrir nuestra falsedad. Hemos querido no ser nosotros y ser perfectos.

¡En el silencio de la noche, en la soledad del alma, con nuestra verdad… no queremos estar con nosotros, es frustrante “ser” quien en verdad somos! Por esto se consume droga, por esto hay suicidio, por esto hay agresión, por esto no queremos sentir, por esto no queremos rezar, por esto no queremos amar, por esto no queremos “ser”.

Amar es abrir el corazón de cara a la verdad, aceptar “lo que es y lo que soy”, dar todo de mi por los demás que son los que dan sentido a la vida, queriendo mantenerlos siempre cerca, aunque esto duela un poco, aunque no reciba yo de ellos la misma respuesta.

El que con el corazón escucha, con el corazón entiende. El amor no es racional, como racionalmente la persona nunca puede decir quién es ella misma.

¡EL QUE AMA ES, PUES EL AMOR ES TODO LO QUE EXISTE!

Y nada es fuera de Él…

lunes, 17 de agosto de 2009

OPUESTOS


En mi vida encontré una llamativa respuesta a lo que yo considero “el error”, “la falla” de la educación cultural, en la transmisión del conocimiento.

Las personas somos en esencia completas, no estamos divididas en manos y pies, no somos mente y cuerpo, simplemente “somos”; somos en una unidad fundamental.

Igual que las personas toda la creación “es una” y con esto lo que quiero decir es que “nada” es el opuesto de “nada”; si no que “todo es” simplemente “todo”. Es verdad que hacemos divisiones para poder comprender mejor las cosas, como por ejemplo decimos “estoy triste o estoy alegre” pero es para definir lo que sentimos. “El error” esta en pensar que un sentimiento es contrario a otro, es pensar que uno es bueno y el otro malo. “El error” como yo lo llamo, es olvidar que no están separados, que no son cosas diferentes, es olvidar que nosotros las separamos con un fin (entenderlas), pero que en esencia se complementan y son una sola cosa.

Intentar explicar esto es difícil, pues es necesario exponer varios ejemplos y meditarlos cada uno. Pero puedo exponer algunos siguiendo aquella historia del joven Einstein respondiendo a la maestra de la escuela. Que le preguntaba sobre el “mal” y éste le contesto “Maestra el mal no existe, el mal es la ausencia del bien; el mal no es nada en sí mismo”. Y para dar crédito a su teoría, éste brillante joven añadió: “Maestra, la oscuridad no existe porque no es estudiable, lo que existe es una ausencia de luz. Al no estar presente la luz nuestro sentido de la vista no puede ver, pues éste lo que capta es la luz.” Y junto a ese comentario hablo del frio como ausencia de calor.

Si reflexionamos sobre esto, podemos ver que el conocimiento tiene nombres para cosas que no existen, damos cualidades a fenómenos que en sí mismos no son “nada”, no existen en realidad. Son la ausencia de algo que si existe.

¿Esto por qué es importante comprenderlo? En mi trabajo trato con personas que consumen drogas tan activamente que pierden su familia, su dignidad y su vida. Buscando la forma adecuada de enfrentar este fenómeno de la sociedad cada vez mayor, encuentro la forma que el IAFA y otras instituciones utilizan. Y es entonces donde encuentro “el error”. Ellos atacan la droga, enseñando las consecuencias de su uso y lo destructivas que pueden llegar a ser en el núcleo del hogar y desde luego en la sociedad. El error está en que atacan el vacio, atacan lo que no existe. Porque el consumo es un resultado de algo y no el problema en sí. El consumo es el fenómeno que se da por la ausencia de algo.

Esto sucede porque olvidamos que separamos para entender, pero que todo se complementa. Que estudiamos los efectos de la droga en los organismos y los fenómenos sociales que estás traen pero que las personas no consumen porque sí, consumen por alguna carencia, por algún vacío que se intenta llenar.

Otra forma de intentar explicar esta idea de que nada es opuesto de todo, es mirar la iglesia. La iglesia llama a algo “el pecado” (no cumplir la voluntad de Dios, alejarse de Dios), pero este también es un señalamiento al vacio. “Dios todo lo creo y vio que era bueno”. Tomando esta frase como punto de partida, puedo afirmar que Dios no creo ni el mal, ni el infierno. Estos son la forma en que llamamos a la ausencia de Dios, el fenómeno que se presenta.

Con todo esto lo que quiero expresar, es que la forma en que nos educan para mirar al mundo, a nosotros mismos y a nosotros mismos en el mundo, no puede ser funcional si se basa en el sentido de separación, de vacío.

Yo quiero mirar al mundo y no decir que blanco es el opuesto del negro, solo quiero mirar colores y maravillarme de que todo se complementa. Quiero saber que el día y la noche son uno y no dos. Quiero saber que cuando alguien consume drogas y cree ser feliz, es que está llenando un vacío y que si yo siento la necesidad de ayudar no decirle: “la droga mata y destruye la sociedad”, si no decirle: “como te sientes, que paso o no paso en tu vida que crees tuvo que ser diferente”. Quiero creer en Dios porque Él es la plenitud de la vida y no porque sí soy pecador me voy al infierno. Quiero vivir y sentir todo lo que soy, no solo las partes agradables y aceptadas socialmente -que tan poco nos hacen crecer-. Quiero saber que todo es bueno y lo que considero malo o pecado es una distorsión de lo que si “es”, una ausencia de algo y no quedarme mirando la nada, sino buscando lo que existe y me complementa. “El error” es poner la atención en lo que no existe.

Ahora comprendo que morir no es morir; morir es no vivir.

¡La vida “es”, y llamamos morir al fenómeno que se experimenta por la ausencia!